Hace un poco más de un mes, volvía de cursar, caminando por 116 y como siempre observando todo el lugar, las casas, los arboles y como se ve el cielo a cada tramo, como lo hago siempre; disfruto el ámbito Bastante tranquila y distraída, llegando a la vuelta de casa, venía una mujer con un cochecito y una beba en él. Mis ojos se enfocan en esa criatura hermosa que viajaba muy alegre con una sonrisa, y cuando menos me lo esperaba, asoma su manito y me saluda con gran entusiasmo. No se imaginan como esa actitud me lleno de vida el cuerpo desde la punta del pie hasta la cabeza. Inmediatamente le digo Chau mi amor, sos hermosa princesa... me faltó frenarme y llenarla de besos. Mientras yo muy fascinada por su saludo me quede mirando como ella seguía paseando y saludando a las personas que se cruzaba. Y así fue como con un pequeño gesto y gratis vibre una vez más en mi vida.
